jueves, 11 de septiembre de 2014

partes del pan

Siempre nos peleamos. Esto es parte del pan. Algunos creerán que no y que es cosa personal, pero es sencillamente posible que estén equivocados.
El motivo de nuestras peleas es la vida, concepto, idea o referencia que en nuestro caso está estrechamente vinculado al pan. La vida, el orden de la vida, la moral de la vida, qué se debe hacer con la vida. Sucede también que estas peleas las tenemos en la mañana y en referencia directa al pan, al orden de la producción de pan, a la moral del panadero y a qué se debe hacer con el pan y la vida. Y que estas discusiones llevan normalmente a la consecuencia de no hacer pan, porque nos levantamos a las 6:00 am, discutimos a las 7:30 am y nos dan las 9 de la mañana en la contemplación profunda y silenciosa del futuro de nuestra relación. Hablo de nuestra relación amorosa, entre Fernanda y yo, esta chica chaparrita que les habla, Alejandra. Porque sí, nuestra homosexualidad también tiene que ver con el pan.
Uno no se imagina qué tantas cosas diferentes hay en nuestro pan cuando decimos que queremos hacer las cosas diferente. Queremos, por ejemplo, combatir la idea de que una cosa no tiene que ver con otra. Porque aunque es cierta en un nivel, es muy falso en otro nivel igualmente inmediato. Uno no se imagina hasta dónde queremos hacer las cosas confiando en nuestro entendimiento del mundo, que es diferente al que está planteado en la administración de negocios ordinaria. Y que no es diferente en otros sentidos porque además de emprender un negocio en el que nadie sabe hasta qué punto hablamos de diferencias, además de eso existe, porque es cierto que existe, un entendimiento mutuo, es decir en alguna vista similar (que es lo contrario a diferente), sobre lo que está bien y está mal. También queremos combatir la idea de que lo verdadero es algo diferente a la contradicción. De ese modo, es decir por ese camino hay un montón de personas haciendo a un lado las contradicciones de su vida y su discurso con la fantástica idea de que lo verdadero, lo importante, lo funcional, está en otro lado.
En este proyecto de hacer la vida bien, sin colaborar con lo que nos parece que está mal —con un negocio que ponga énfasis en el tratamiento de residuos, por ejemplo, y en el «comercio justo», por ejemplo— la comunicación e incluso el replanteamiento constante de los paradigmas es ... pues ... básico.
Y Fer y y discutimos mucho en la mañana, de noche, antes de que todos ustedes se hayan levantado, sobre todo esto y más, claro. Y a veces, muchas veces, no sale el pan. ¿Quizá más veces de las tolerables? No lo sé, en realidad cuando alguien está haciendo las cosas bien, la puede cagar infinitamente. De eso se trata exactamente la vida y el pan, no es mentira, es la vida misma. Por lo menos en nuestro caso. El pan corre paralelo a nuestras vidas. No es una panadería que abrimos a las 4:00 am y que cerramos a las 6:00 pm. Es nuestra casa, hacemos pan casero, salimos a venderlo, nos manejamos en otra liga y ése es nuestro objetivo, eso es lo que queremos. De hecho, eso es lo que se valora de nuestro pan. Aún más: hacemos pan porque queremos construir nuestra vida sin joder a nadie. Para eso sin duda necesitamos replantearnos muchas cosas entre Fernanda y yo y bueno, qué bueno que nos dedicamos al pan y no a hacer petróleo. Por cierto que el hecho de que nos peleemos y vayamos sobre eso en vez de hacer pan y que el pan no salga muchos días por eso, no significa que el próximo pan será malo.
Si hubiera suficientes panaderos en la comunidad, nuestra ausencia no se notaría. Y además, si hubiera más gente haciendo realmente lo que su cabeza le dice, probablemente tendríamos menos problemas Fernanda y yo para hacer el pan.
Hacer pan con este capitalismo es como correr por un pasillo muy estrecho.

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