viernes, 30 de mayo de 2014

el día que hubo que apagar la locomotora

Anteanoche se descompuso la estufa rusa, a.k.a. la locomotora. O ayer en la mañana puede ser. El caso es que hubo que apagarla, esperar a que se enfríe porque esas cosas se enfrían muy lentamente y, en palabras de Fernanda, arreglarla y prenderla de nuevo.
Ayer terminamos de hacer pan, Fer se fue a venderlo a Sierra y yo me senté en la computadora a trabajar en dos cosas, quizá tres: en el texto de las páginas de este blog, en este blog (algunos detalles que me parecían importantes aunque el sitio completo no esté acabado, como el teléfono) y por lo menos abrí para algo la tabla de precios de excel. Luego me hice un café con leche, comí tres panes con manteca y tenía la intención de regresar a la computadora. Entre tanto llegó un cliente amigo, le dije que Fer se había llevado todos los panes a Sierra y quedé con él para el día siguiente, es decir hoy. Después regresé a la computadora, pero estaba muy cansada, la estufa se estaba enfriando a propósito y volví a la cama. Tomé una siesta como de 4 horas porque Fer llegó a las 6 de la tarde. Cenamos fideos con tuco de pollo pero sin pollo. Después me puse el overol encima de una franela, un suéter de lana, jeans y mallas gruesas, y volví al cuarto de la estufa, que estaba helado por supuesto.
Trabajé hasta las dos menos 20, luego me senté a fumar, me calenté unos mates, seleccioné música, leí unos tuits y después de algún rato comencé a limpiar. Más o menos a las 3 tenía más o menos decidido que me comería unos buenos panes con mantequilla y me bañaría antes de saber si lo próximo era dormir o limpiar la cocina, que estaba limpia pero necesitaba barrerse y pasarle un trapo. Tenía miedo de ensuciarla más si la limpiaba en el caso en el que estaba, con barro seco colgando de la punta de mis pelos y salpicado en mi cara y colgándome de los codos justo donde no puedo verme. De hecho tenía que cepillarme las uñas, cortármelas, limpiar algo de ropa y volver a cepillármelas con un cepillo más limpio para poder hacer pan antes del mediodía. Terminé de limpiar donde estaba, el barro tirado que dejó la reparación de la locomotora, barrí, limpié las herramientas, trapeé dos veces, me comí el pan con leche tibia y entonces revisé el agua para bañarme. Y no me pareció que estuviera suficientemente caliente. Y me dormí. Eso fue a las 4. Puse el despertador a las 8. Me sacudí bien el pelo antes.
A las 8 salté encima del despertador, le dije "yo sí puedo contigo" y lo apagué.
A las 9 se levantó Fernanda y le conté la historia del cliente amigo vecino (lo llamamos por su nombre entre nosotras) y lo de la estufa y las 4 de la mañana. No le dije lo de cepillármelas, cortármelas, lavar y volver a cepillarme. Le enseñé mis uñas llenas de barro y suspiró pero comprendió. Es más ni siquiera se las enseñé, le dije con las manos hundidas entre las cobijas y con cara de frío que las tenía llenas de barro. Me dijo que ella podía hacer el pan.
A las 12 me desperté y llegó (el que buscaba pan), o llegó y me desperté y Fernanda lo atendió y luego me trajo mate.
No hubo pan, quedamos con él a las 6. Fer me explicó, usando mis propios argumentos, que así como yo había tenido mis razones para hacer lo que hice, ella había tenido las suyas. Y que así como lo que me pasó a mí me había pasado por algo, así lo que pasó con ella había pasado por algo. Que le había parecido que estaba todo muy sucio, que el pan no estaría listo a medio día y se sentó a trabajar en la computadora. Intentó comunicarse por celular pero no había red y no había llegado el mensaje.
Ahora Fer hace pan en nuestra cocina, como en los primeros tiempos. Por el momento es el único lugar caliente, aún no encendemos la locomotora. Yo como que me desperté recién y actualicé el blog del pan.
Parecería que espero que esté todo bien para llevar una bitácora de una panadería. Ya han pasado varias ocasiones que debimos haber escrito, si nos interesa de veras el análisis del proceso de vivir haciendo pan. Apenas hace tres días, o cuatro, o la semana pasada debí haber escrito que prendimos la estufa y hacíamos pan. No hemos tenido tiempo de escribirlas, hay muchas cosas que pensamos que debíamos hacer y que no hicimos, y además surgieron muchas cosas que no teníamos pensadas y otras cosas que pensamos y que resultaron una tontería irreflexiva. Nos sucede a las dos aunque por separado.
Ahora Fer acaba de llegar corriendo a googlear cuándo hay que hacer los cortes del pan. Vimos un video y no nos conformamos con que ésa fuera la verdad. (Yo estoy experimentando cortes a diferentes tiempos de leudado).
Poner en marcha un plan conlleva siempre separaciones, traslapes y diferencias con la realidad. Lo que sucede no es lo que esperábamos, aunque claro que esperábamos que sucediera ese traslape. Si a eso le sumamos que somos dos voluntades distintas, se vuelve mucho más complicado hacer coincidir todo lo que se necesita hacer coincidir para llevar adelante el plan, con las modificaciones que haya que hacerle.
Quizá sólo se trate de escribir un par de párrafos con lo que estamos haciendo. De cualquier manera toda bitácora empieza siempre por la mitad, no es como que la gente tenga que explicar cada aspecto del que tratará su diario antes de empezar uno. Aunque claro que hay algunas cosas que hay que explicar. (Entre otras cosas, le agregué a este sitio una notita sobre la construcción continua a la que estamos sometidos donde fue necesario y la puse en bold).
Por el momento hay que destapar la lavadora, que se tapó después de que lavamos nuestra ropa de trabajo, arreglar una falla eléctrica en el cuarto de la lavadora pero en otro foco y limpiar el desagüe del lavabo de la cocina de nuestra casa porque lo siento que pronto no va dar más y además sé lo que le hemos metido.
Y hay que hacer pan para mañana, aunque puedo hacerlo muy temprano. Afortunadamente también hay trapos que lavar.
Hablando de lavar, necesitamos que pase el del gas. Y/o (más bien rápido, diría Fernanda) poner en marcha esa locomotora otra vez.
Eso hoy, 30 de mayo de 2014. Mañana será otra historia, pasado mañana otra, la semana que entra sucederán más cosas et al.
PD: Cenamos ñoquis caseros que Fernanda cocinó mientras cantaba la canción de los ñoquis caseros. Irrepetibles.